Necrofagotimes

Á tono.- (28/07/2015).-

En la consabida cárcel de los nombres,

Fui quitando las algas del sueño, los resabios del azúcar.

Planté mis rodillas y agaché mi ego hasta volverlo un papel doblado.

Escribí con la sangre enredada mis últimas excusas y aspiré

Todo el sol, el hacinado vapor de los deseos.

Recordé en medio del silencio las latitudes que me unían al mundo,

Como un extraño recuento de hojas caídas a la tierra yerma

Donde se aferra el árbol más absurdo de las pertenencias.

Me reí de lo biunívioco y de lo co-rrespondido,

Hasta exhalar en el humo de un cigarrillo ajeno todo

Lo que no hubiera sido mío,

Incluso

     Yo mismo.