La agonía de la ciudad
son ángeles sufriendo,
calcinado los sueños
el infierno despierta
del candor de los caídos...,
la voz de la ciudad
es el sonido de ángeles muriendo,
cruje el cielo
el dolor se derrama
sobre el fuego frío del alma...,
el lamento de la ciudad
es el tacto frágil de las lágrimas
que impactan con las llagas
embutidas en la carne
y la hipócrita sensación de estar feliz...,
amarrado a esta pobre ciudad gris,
a bocinas metálicas
amarran la agonía
de perderme entre el quebrar de la voz
y la lluvia ácida fermentando en mi garganta,
no hay paso para cruzar el puente enterrado en el cielo,
ni frontera para pisar mi abismo en la tierra...,
de un grito, desahogar los labios
los ecos, agonizando de mi pecho
la esperanza, noche en mis ojos
y la oscuridad, pusilánime en mis sentidos...,
el ánimo se desgasta
así como el tiempo en ésta vida
donde la realidad es un sueño
perdiéndose[...] en un viaje donde no he ido,
me he quedado detenido,
esperando que la muerte se lleve mi último suspiro...