¡Oh mujer divina y hechicera,
Dame a beber el néctar de tus besos!
No me los niegues trémula quimera
No deseches mis ansias ni mis ruegos.
Desnuda ante mis ojos te contemplo,
Pareces una diosa de mármol diamantino,
Erigir de tu recuerdo quiero un templo
Donde yo te adorare mi ser divino.
Si, amada mía te contemplo
Y en tu casta desnudez admiro
Tus blancas formas talladas en zafiro,
Pero dame amor las mieles de tu boca
Que al sentirme sediento en mi agonía
unir tu vida quisiera con la mia.