Hay novelas demasiado reales, donde la ficción escapa por entresijos y regresa acompañada de la realidad imperante, “Gilda” es una de ellas. Es el relato de una“jinetera” quien logró su sueño, el de todas las “jineteras”, ligar un extranjero rico que la sacara de la isla. En su propia voz, nos va contando cuando lo conoció y él le propuso matrimonio, sus dudas sobre la veracidad, su sueño añorado, sus inquietudes.
Armando G. Muñoz, en su característico estilo minucioso y descriptivo, nos lleva por la vida de una mujer luchadora que ha sobrevivido vendiendo su única riqueza, la belleza con que nació, y el mundo escondido descubierto por este español, un rico hombre de negocios, la cara oculta del sistema, las fastuosas riquezas de la nomenclatura, sus islas privadas, sus yates, el sexo desenfrenado.
Vamos siguiendo la relación con el español que la sacó del infierno, su vida posterior en Mallorca, siempre luchando y el final, coincidiendo con el de muchos que han atravesado esos avatares.
“Gilda” es una novela que permanece en la memoria, fuera de lo corriente, dolorosa para algunos, reveladora para otros, un exponente de todas esas mujeres que sobreviven lo peor y vencen.
También es una historia de los cubanos convertidos en judíos errantes y una sutil advertencia de que el infierno se puede reproducir en muchas partes.
Ismael Lorenzo