En el remanso de la pradera,
Se abre una luz de luna llena,
Con destellos de un alma en pena,
Que anda en busca de su alma gemela;
Sus lágrimas que vierten rocío,
De tiernas gotas,
Que humedecen un rosal amarillo,
Aquellas, que tú sembraras en nuestro nido,
Y que ahora perfuman, Septiembre en estío.
Hoy no es Abril con aromas de amante,
Hoy es el tiempo en que siembro el estambre,
De un dulce abrigo que me recuerda el amarte,
Cuando mi corazón baldío, en soledad tú lo dejaste.
Los suaves vientos de tu susurro,
Han traído el amor entre dos soplos,
Uno de tu corazón, y otro del mío,
Buscando un horizonte abierto,
Donde la luz de tu corazón,
Sea el dulce tesoro mío.
Hoy es Septiembre con frío,
Pero han nacido flores, llenas de abrigo,
Hoy tu amor, habla con lenguaje del río,
Y del cielo cae, un tenue rocío;
Llevo a flor de piel
El aroma de un amor casi perdido,
Y en mis frases de casi siempre,
Yo solo, te hablo, te escribo, y te pido,
Que te quedes, para siempre conmigo.