Cuando te vas, amor, mi cama es
un gran revolcadero de ternura.
Quisiera que me dieran sepultura
feliz en el tablero de ajedrez.
Voy recogiendo lento ese desastre
con todos los sentidos bien sintientes.
Encuentro peces todavía vivientes;
le has dejado a mi globo mucho lastre.
Cuando te vas, amor. ¡Ven otra vez
lo más pronto posible!; no soporto
este lecho estirado; yo te exhorto
a que vires la sábana al revés.
Cuando te vas, amor, mi cama es
un corazón que se ha quedado corto.