Doscientos años no son muchos,
el eco de tu grito suena fuerte
el ondear de tu bandera nos refresca
tus huellas no las borra el tiempo
Creciste tanto, Miguel Hidalgo
el apelativo de Padre de la Patria
te queda chico, eres tan grande,
cómo el país por el cual luchaste
Nosotros, tus hijos,
los hijos de la libertad que idealizaste
te exaltamos, tanto, que renaces
en el marasmo de esta vida cotidiana
Te has vuelto grande, inalcanzable
lejano a este país tan trastocado
de crímenes, secuestros, narcotráfico
pederastas, incertidumbre y miedo
Creciste tanto que es difícil
pensar que antaño fuiste humano
que estuviste encerrado en una celda
y dolieron los golpes que te daban
Que un grupo de soldados te mataron
que tu cabeza, padre de la patria,
estuvo en la esquina de una plaza
colgada, exhibida, mancillada.
Creciste mucho, cura de Dolores
tu imagen mítica está presente
eclipsas el mundo cotidiano
tus acciones no tienen paralelo
No te imagino viviendo en nuestro tiempo
¿Que serías? ¿Diputado, presidente, sacerdote?
¿Periodista, sanador, cantante,
profesor, inventor o cirujano?
Es difícil ubicarte en este siglo
no encajas en este gran enjambre
de asaltos, secuestros, levantados,
drogas, extorsiones y prebendas
Preferimos recordarte como fuiste
con la imagen que la historia te ha creado
y hablar de ti, con ese epíteto
que tanto significa: ¡Padre de la Patria!
Hidalgo del siglo veintiuno
eres más grande ahora que en tu tiempo
te miro inmenso, legendario, generoso
convencido de la lucha que iniciaste
Héroes como tú, que luchan,
que entregan su vida, por la gente, por la patria,
que se empecinan por cambiar el rumbo
aun sabiendo que la muerte es su destino,
No se encuentran caminando por las calles
ni en tribunas de excelsos diputados
ni en púlpitos de templos religiosos
mucho menos en canchas futboleras
Hidalgo del siglo veintiuno
aquí estoy, recordando tu lucha e infortunio
tu breve tiempo luchando por la patria
el espacio eterno que es morada de tu ejemplo
Tu arenga vibra fuerte en el ambiente
doscientos años tan solo han transcurrido
y sigues vivo, Padre de la Patria,
héroe permanente, ¡Hidalgo del siglo veintiuno!
Juan Gualberto Salazar Rosado