Es de cartón tu morada
donde te resguardas del frío,
arrastras contigo un crío
que llena de luz tu mirada.
Te sorprende la madrugada
que impertérrita te daña,
como el mundo que con saña
te tiene hambrienta, postrada.
Tu pesadumbre desconoce;
a él, no le importa el niño
que abrigas en tu corpiño,
él solo debe y reconoce
a los dueños de la situación,
el que con escarnio acumula
riquezas, pero disimula
aprovechando la ocasión.
Por calles mendigas comida,
tratando solo sobrevivir,
es tanto tu penar y sufrir
que ya tienes la fe perdida.
Pero sacas fuerza de flaqueza
pensando en esa criatura,
sin saber si la sepultura
te espera, por la bajeza
que la sociedad hace contigo,
pero que batallas ¡es la verdad!
y no existe tal falsedad,
como que DIOS es testigo.
Es la humanidad tan cruel,
que aunque te vean llorando
por hambre, talvez suplicando,
tienen el corazón lleno de hiel.
Vendrá el divino castigo
y todo tendrá que revivir,
todos deberán de sufrir
por lo que hacen contigo.
Por: Alejandro O. de León Soto.
Tijuana, BCN MEXICO, Sept.10/15