Aun sigo pensando en la primera vez que te vi...
recordando momentos
inolvidables que pasé contigo.
Te extraño debo admitirlo,
las noches de sexo...
aquella mirada que me dabas cuando te enojabas.
No podía dejar de verte sonreír,
me encantaba...
y lo hacía aun más.
Para callar esa tristeza
que alumbraba tu alma...
esa era misión.
Más no me debes nada...
lo hacía con el corazón;
eras más que motivación.
Y debo admitirte que aun
te quiero...
te anhelo y deseo estar contigo.
Y las estrellas están de testigo.
¿Por qué?
¿La luz se apaga en mí?
Ya no tengo aspiraciones,
si tu no estás...
siento que el viento está a tu favor.
Pues a ti no te preocupa nada
¿Más yo tengo solo que agachar la cabeza?
¿Por qué el tiempo fue el que me ganó?
Preguntas que jamás serán respondidas...
y sin embargo estoy desesperado,
una jauría en mi corazón.
Inerte para ti...
Oh....
¡Qué malo es mi destino!
Pues el cariño,
persiste y da vueltas...
con mi ser como esclavo de tu espiritu.
Dejándome así...
sin esperanza.