Saltar sin suelo
Sabiendo con una oscura certidumbre que no habrá dónde
Caer.
Ocuparme de la liberación extraña de mis pies
En el rito de las horas y los cambios,
Hasta que toda caída o sus mudos tropiezos anunciantes
Tomen la figura de un salto, pero ajeno a las gravitaciones
Y a sus segundos de estrellas epilépticas.
Saltar, no al vacío,
A algo aún más vacío que la masa compulsa
Que etiquetan de vacío.
Saltar como quien se desgarra de sí mismo
Para acariciar todos los temblores de un universo
Aparentemente estático,
Solidariamente escéptico.
Saltar imitando a la poetisa, camisa en llamas,
Para descubrir que las mismísimas lenguas del fuego
No son capaces de sostener el salto
En su breve emancipación o en su profunda
De-cadencia.
Saltar prófugo de toda pretensión suicida,
Extranjero de cualquier amor o desamor que justifique.
Saltar por el salto, por la libertad del viaje,
Por el pesar de las eras, por lo transido de los pechos.
Saltar de una vez y para siempre y que sea
Como despertar con un propósito.