SE disipa el lodo estancado de la noche
ante la costumbre áurea de este sol
Yo: vacío, con este hombre en el estómago
gritándome a dentelladas y lágrimas.
El cielo está claro, las nubes aún tímidas
cruzo por el cerebro de los de mi especie
y tengo que regresar a casa, pero antes,
cruzaré por calles espesas, por campos...
Tengo que terminar el tercero, ¿qué diré?
Que no soy el de antes, que no fuí el que soy.
Tarde, cuando apenas mate al hombre
regresaré por mi estómago y sus huesos.