Es corto el tiempo en que
Como cachorros ciegos
Habitamos nuestra casa
Sordos a aquel sonido
Vacíos de todo acierto
Como en un velo rasgado
Transciende la luz primera
Y volvemos la cara hacia el lodo
Como si la vista ardiera
Quizás por miedo de que la habitación
Sea mayor de lo que parece
O de que tal vez en realidad
Ya no estemos en ella
Me esperas paciente
A que yo tienda el puente
De mi orilla cienagosa
A la tuya inexistente
Para caer en lo único
Que siempre estuvo allí
Ese instante
El infinito
Aquella vibración
La música primera
Me preguntas que me pasa
alrededor de otra cerveza
y por no contarte mi asombro
dejé sin más que te fueras