La tierra en llanto gime
con suspiros, extenuante y desolada
no encuentra quien anime
su lágrima pesada
que la mantiene al límite agobiada.
Esperando lo dice
con la lluvia que cae perniciosa,
sin que ya finalice
su tristeza de rosa
la pena feroz, de una madre hermosa.
Sentada en el desespero
inundada por azotes eternos
que son firmes y austeros
como graves inviernos
¡Fastuosos, que agostan y agostan internos!
Llorando no haya alegrías
sus pastos dejaron caricias de flor,
hundida sin armonías
busca con alto clamor
la voz, las tibias manos del creador.
Ancha es la herida en la tierra
sin poder calmar su enorme agonía
es víctima de guerra
sin pizca de alegría,
misericordia y piedad ¡Quién lo diría!