Fue una tarde...
Lectora que inspeccionas mis poemas
con aires de conquista ilusionada,
la mente en libertad, nueva alborada
y la sangre corriendo por tus venas.
Ilusiones fueron que alivian penas
del alma, condición proporcionada,
hasta lograr razón reconquistada
unido a sus encantos con cadenas.
Los ojos, unos labios, esas manos
me acariciaron bello atardecer,
aquellos sentimientos tan lejanos,
allende los mares vi florecer;
alegre, presuntuoso, tan ufano
quedé prendado de aquella mujer.
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Algo podrás tener, amor de diosa,
en tu ausencia yo estoy preocupado,
aquella tarde fuí encadenado
al divino amor de mujer hermosa.
Brillantes son los pétalos de rosa
volando risueños cielo estrellado,
por ese amor que mantiene cercado,
nefasta lejanía que me en fosa.
Escudriño la imagen con fervor
escuchando la linda voz cercana,
cambiando mi semblante de color;
desde mi tierra, estrella soberana,
núbil poeta unido por tu amor,
con fervientes sonetos te reclama.
Poemas de Camilo*
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