Tu atardecer en un otoño soleado
El sueño como una caricia, tocaba los ojos
Un perfume a frutilla invadió el lugar
Acompañando tu silueta de mujer.
Por las caricias estabas confundida
Que depositaban sobre ti sus inquietas manos
Haciendo milagros sobre tu humanidad
Que tratabas de esquivar, adivinando el lugar
Sus ojos, cada parte de tu atrevida figura
Como espía calculaba sin cesar
Contando cada una de tus pecas
Que sin traumas lucias sin igual
Mujeres sin fin, ostentando su belleza
Con amplios escotes y muy ajustado vestir
Que al pasar los hombres se enamoran
Olvidando sus problemas se dejan llevar
El también se enamoro de ti
De tu belleza interior, que guardada esta
Perdido como camello en asfalto
Por tu sonrisa de dejo llevar
ROBI