En la vasta pampa o en la ladera,
va la yunta, el hovero y el barroso
el mulato y el granizo, el colorado y el bayo
el buey negro y el frontino o el granadillo y el blanco.
Esas yuntas, son la fuerza que a la tierra
hacen fértil, hacen madre y hacen patria,
sus bramidos zarandean las montañas,
sus regoldos son como retumbar de truenos,
van rumiando y espumeando cual titanes.
Su altivez se refleja en la mirada
y el compás musical marcan los cascos,
acatando la orden del yuntero
van tirando el arado, abriendo el surco,
ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta,
desde que nace el sol hasta el ocaso,
va la yunta acompasada fuerza y pasos,
cuando acaban la tarea con la noche cerca,
las prisioneras astas son liberadas,
rascan la tierra, lámense el lomo
herido por insectos asesinos
y se azotan la panza con la cola.
Van al agua, van van al pasto y al corral,
son las yuntas los peones más sumisos,
son las yuntas que por siglos en las lomas
a lo lejos en los andes milenarios,
cual colosos rompen cerros, abren surcos
bajo la lluvia o en el sol intenso,
son las yuntas del labriego compañeras,
son las yuntas de las siembras el emblema,
y son la imagen que florece en mis recuerdos.