Llueve en las entrañas sangre
sangre y fuego llueve.
Las casas escupen y tosen:
el amor y otras cosas son vencidos.
Un hombre sale, mirada de piedra,
uñas largas, relinchos. El cielo,
el cielo no responde
sino sangre y fuego.
¿Dónde está la danza que soñé?
¿Y los abismos de basura y lodo?
Sin embargo era la noche
se apagaron las luces de neón.
Los hombres, ellos y sus “guernicas”
los grandes caballos de acero
las águilas computarizadas
¿Dónde están los niños?
Regreso, quiero morir al ruido
de dos o tres guitarras eléctricas:
no quiero oír por hoy más
la sangre y el fuego que llueve.