Está escrito el compendio
de nuestros fortuitos encuentros,
en donde éramos los centros
flameantes de el incendio.
En que nuestros cuerpos sudantes
aquellas noches convertimos,
sin embargo inadvertimos
que las cosas obsesionantes,
nos meten a un laberinto
en donde buscando cabida,
topamos que no hay salida
y que todo al ser distinto
tarde o temprano congestiona
y al final... ¡nos abandona!
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN. MEXICO, Sept.13/15