María lleva en su espalda
un costal de piedras
y son sus penas.
Lleva una nube negra
encima de su cabeza
como sus trenzas.
Una lluvia que nace
en sus pupilas
dice de afrentas
que no mitiga el vuelo
leve y tranquilo
de las luciérnagas.
Tiene el barro pegado
de cada paso
que dejan huellas,
en la noche callada
sin luz de luna
ni alguna estrella.
Las piedras que pesan tanto
punzantes son
en la espada sangrante
de la María
y su corazón.
……….
Ldc-zza
Septiembre 2015