El amor es un niño
Al que hay que enseñar a andar
Porque también
El amor
Son Dos pétalos de rosa
Forman tu bella boca
Como tus ojos
Los cuales son
Como las más negras de las noches.
Te marchaste
Y mis ojos se convirtieron
Ríos sin mar al que acudir.
Y Te amo, con ferviente y loco amor
Tanto que mi corazón ardiente
Se derrite con tu presencia,
Soy tu siervo, vivo para complacerte,
Porque tu sonrisa
Es la luz de cada amanecer,
Sin ti no valgo nada,
Porque te necesito para respirar,
Sin ti mi vida pierde sentido,
Soy como un guerrero sin armadura,
Porque sólo vivo para ti
Y amarte es mi sentir,
Eres mi devoción
Y lo que mi corazón necesita para latir.
Tu piel de terciopelo acaricia mi alma,
Me eleva hasta los cielos
Y también a veces me araña,
Y como una tormenta me atrapa
Porque no hay salida
Para lograr escapar
Porque mi corazón
Esta atado a ti
Y no te quiero soltar
Te busco en el castillo de mi cuerpo,
Soy un rey abandonado en su palacio,
Soy el tirano de mis mudos huesos.
Clausurado en mi cuerpo,
Te persigo en la carrera de mi sangre,
Te veo en los ojos que me arden
Hasta girar la órbita de su reposo último,
Daría la vuelta al mundo
Para verte reir
Y sentir tu corazón latir.
Yo quiero ser gusano: hacer encaje;
Dar mi capullo a las dentadas ruedas;
Y así, poder, en la prisión de un traje,
Sentirte palpitar bajo mis sedas
Tu dulce y tierno corazón.
Y al poder salir de mi capullo
Podre volver a verte otra vez
Y estaré contigo otra vez.
El principito