Como una araña
que teje laboriosamente
su telaraña,
mi mente te imaginaba
de una y mil maneras,
con un toque de naturaleza.
La luna nueva,
se estampaba en tu boca
de roja ciruela
creando la sonrisa
más luminosa y bella.
La nube que pasaba alta y lenta,
bajaba con ligereza
convirtiéndose en tu figura fémina.
Dos palomas en vuelo
que destellaban
bendecidas por Febo,
se cristalizaban
en tus pupilas.
Mi imaginación volaba
al lado de las hadas,
que te cubrían
con un tul de seda lila.
Te habían declarado
reina de las violetas
y acostada y serena
en la rama de un árbol,
recitabas poesía.
Yo era el lago
que capturaba tu reflejo,
supe que eras
mi alma gemela,
porque yo era tu espejo.
(Adolfo César) NAZARENO