Me siento a veces como si viviese;
En un mundo de cloaca;
Donde cada instante que pasa;
Mis sentidos se duermen.
Y mi alma no se salva de ello;
Ya no sufre y goza igual;
Como si tuviese costra;
Que no se rompe al dolor y la maldad.
Y sé que no sólo me pasa a mi;
Tenga usted valor y pruébese;
Como reacciona cuando le piden ayuda?
Y cuando sabe de alguien,
que hace injusticia o maldad?
Me da asco ver y oír;
Las reivindicaciones de aquellos;
Que no tienen ningún derecho;
Y de la injusticia para aquellos;
Que sí tenían derecho;
Pero que la justicia entenebrecida;
Decide negárselo.
Cuando lo malo se vuelve tendencia le llaman bueno;
Y a lo bueno que no es conveniente lo llaman malo;
Formalizan gradualmente la injusticia en leyes;
Prevaleciendo la impunidad en aras de una falsa paz.
El inocente, el humilde y el justo;
Están en vía de extinción;
Por que el perverso, el violento y el arrogante;
Realizan bien su trabajo de destrucción.
Si la revolución y la religión sirvieren;
La historia indicaría otra cosa;
La religión no sería una institución más;
Y ni se diga de la democracia;
Pretexto para que unos pocos reinen;
Previa conspiración de cofrades;
Que engañan a los suyos.
Lo único que me ánima;
A seguir en este mundo de cloaca;
Es la esperanza de ver reinar a Jesús;
Trayendo paz y justicia por mil años;
Rigiendo a los inicuos con vara de hierro;
Y protegiendo al inocente, al pobre y al humilde.
Maranatha