Ganas de tu cuerpo me recorren las venas:
blancas caderas,
afilados muslos que hieren dulcemente los labios.
Ganas de tu cuerpo le sobran a mis noches:
tanta sed, sed que no espera,
desesperada sed por beberme de tus pechos la vida.
Ganas de tu cuerpo.
De tu cuerpo que es un poema escrito en primavera
Como no desearte si eres todo el deseo,
si eres el fuego y lo que ha de consumarlo,
si ésta es la tormenta desatada en todas las tormentas,
la hora que resume todas las horas:
mis ganas buscando tus ganas y en ellas muero
como el calor en el invierno.