Cada vez que mis ojos se abren a tus cielos,
cada vez que los rayos del sol me acarician,
páginas de colores, que son mi delicia,
me abrazan con fuerza cual si fueran velos.
Cada gota de lluvia que a mi cuerpo alcanza,
mientras, asomada a las puertas de tu gente,
voy dibujando en la mirada del valiente
tantos años de sueños y esperanza.
Y me sigo sumergiendo en tus entrañas
con palomas susurrándome un arrullo,
mientras surgen mis recuerdos de un capullo
y mis vuelos van tejiendo telarañas.
No hay nada más bello que la historia,
que de cada una de tus baldosas brotan,
y que, como alas de mariposa, azotan
los rincones ciegos de mi débil memoria.
Pienso en ti y el orgullo me desborda,
me invade el placer de mi existencia,
en una ciudad vital que con su herencia
y su hambre de cultura nos engorda.
Tantas almas que caminan extasiadas,
negándose a vivir en otra parte,
porque sólo en mi ciudad se inspira arte
y transitamos el camino, enamoradas.
Soy rebelde y me niego a que el destino
corte mi vuelo antes de verte grande,
aunque ya sienta en mi como se expande
mi ciudad y con ella este camino,
Y como soy pájaro urbano, en cada calle,
acallaré tus soledades con mis trinos.
María Elena García Giraldo (Poema Registrado)