No hay un hombre en esta sala con el miedo mio,
con el miedo suyo tal vez, pero jamás con el mio.
Yo temo a las hordas de minutos en mi rostro,
a la muerte de mi hijo en primavera, en invierno;
a la muerte de mi hijo.
No hay hombre en esta sala con el miedo mio,
con el miedo de todos talvez, pero jamás con el mio.
Yo temo incesante mente al esperado, al infinito, a la nada.
Al todo unificado.
No hay hombre en esta sala con el miedo mio,
con el miedo de la amada talvez, pero jamás con el mio.
Temo a la existencia del alma, a mi orgullo estrujado.
Temo al abuelo sin baston, sin voz .
No hay hombre en esta sala con el miedo mio.
Con el miedo de su pasado talvez, pero jamás con el mio.
Temo la integral indefinida, a los chinches estrujando la piel de mis hermanos.
Yo temo a mi pasado temeroso, temo al no sentir temor.
Yo temo junto al abuelo, al abuelo... junto a mi padre, yo temo con 200 años de temor.
Yo temo a cada paso, a cada muerte, a cada vida diluida...
Yo temo por ustedes compañeros.