¿Cuántas veces dije: “Arroz con leche”
y jamás me pude enamorar
de una chica de la capital?
Nadie me ha querido enamorar.
Nadie se ha acordado de mí,
nadie,
nadie.
El amor se olvidó de mí.
El amor jamás pensó en mí;
nunca quiso que yo fuera feliz;
nunca vio que siempre he estado aquí.
El amor siempre me vio sufrir
sin querer hacerme feliz.
Me vio suspirando,
me vio hasta llorando,
pero siempre se olvidó de mí.
Todo el mundo tiene su cariño,
y yo nunca supe qué es amar…
nadie me dio la oportunidad.
Nadie a mí se ha querido entregar.
Todos se olvidaron de mí,
todos,
todos,
hasta el amor.