No sé, puede ser, quizás, seguramente,
llegará un día, se nublarán mis ojos,
como la hierba se esconde en los rastrojos,
entre el pelo agazapan los piojos
o se secan las ideas en la mente.
Y quizás ha de ocurrir, sin previo aviso,
a traición, como es que el sol también se esconde,
sin que se pueda prever tampoco donde.
Cuando ese momento cruel a mi me ronde
de percal listo estaré y el pelo liso.
Y puesto que la dama un día ha de llegar
preferiría idearla muy bonita,
una rosa engalanada, jovencita,
que en sus brazos a caer cita y me incita,
mostrándome sus encantos, a pecar.
Recuerda que no existe inicio sin final,
que otra etapa es la que espera por delante,
tan intensa o aún quizás más excitante.
No te arredres y colócate al volante
sé siempre constante y no salgas del vial.
©donaciano bueno.