Entre la hierba humedecida de rocío
asoma palpitante un delicado hilo.
Es agua fresca, pura y cristalina,
cual aura bella de fina aurora.
Me arrodillo sobre el mullido verde
y en la concavidad de mis manos
recojo su agua para refrescar mis ansias.
¡Qué deleite...!, sentirla escurrirse
por entre mis dedos imperfectos
retornando a su origen estremecida por mi tacto.
Veo mi figura reflejada en su transparencia
adornada por sus matas húmedas y verdes.
Me recuesto sobre las hierbas virginales
para tomar contacto con su esencia
que penetra en mis venas, cual caricia
dándome un vigor mágico de aliento.
Ese hilo plata, serpenteado
entre manojos de nostálgias
tiene un poder magnífico, que embriaga.
Me transporta a nuevas dimensiones
que zigzaguea en contorneo de emoción,
para llegar a mi ser, que sereno
renace en su destino inexhausto
de esplendor que me envuelve
y me mece en una inmensa oración