El apremio no apremia
al premiado de tiempo,
ni en sueños preña
o fecunda versos del viento.
Se no-premia, se rebate,
se sí-refuta, se es obvio.
Afiliado al gremio del debate,
sin duda, vitalicio socio.
Porqueizarte (y no hablo
de porquerías, sino de porqueses,
que claro está, aclaro,
tampoco son puercos burgueses).
Es un ejercicio de la duda,
como rayar la vida con la zurda,
dibujar la voz que suda,
escribir el tacto de la culpa.
¿Y si dudabecedé fe ejemplar?
No sé adónde irá la ira
de ir hiriendo o hirviendo sin más
que mandar todo a la pira.
Arderá pues, flameará
la salamandra hecha corazón
fenixio, sus cenizas acarreará
en pleno vuelo al horizonte de la razón.
¿Pero adónde voy
o quién soy,
o a quién doy?
¿A ti me doy?