Anoche soñé
que mi espíritu
vagaba y se posaba
sobre tu pasto verde
lleno de rocío
y labriega mi alma,
sembró su anhelo:
Estar contigo,
vivir contigo
en solaz descanso,
entre tus brazos reposar
y en una celestial ambrosía,
disfrutar de la miel de tus besos,
de tus brazos y piernas el regazo
y juntas, tu alma y la mía,
vivir hasta su último día.
Y se posó cual ave
mi verso en tu ventana,
saludó con una sonrisa
a tu mañana y sin darte cuenta,
se metió entre tus sábanas.
¿Sabes por qué hoy te levantaste tarde?
Porque nuestros espíritus
tuvieron un encuentro
y en orgásmicos momentos
disfrutaron de nuestros deseos.
Y mis deseos cruzaron mares,
ríos, lagos y volcanes
y viajaron lejos, muy lejos,
hasta encontrar tu paisaje
y se juntó con tus ganas
y se habitaron uno en el otro
y ya no fueron más dos deseos…
ahora es uno solo.