Manso, débil, desangrado;
Así va mi Jesús Nazareno
Mientras el calvario se acerca sin freno.
Sufriente, humillado, traicionado,
Herido y con el cuerpo casi destrozado.
¡No te dejaré!
Dijo pedro que lo negó
Con un beso judas lo traicionó
Huyeron los que te decían: yo te seguiré
Aunque les dijiste: por ti moriré
Siervo sufriente y fiel
Que sabias que con cada sangrienta milla
Con cada desgarro nuestra esperanza brilla.
Con cada surco en tu bendita piel
Nos das tu amor, incluso al beber la hiel.
¿Por qué mi amor
Buscaste de esa forma tan dolorosa?
Salvación grande y preciosa;
No amarte me llena de horror
¡Gracias Jesús, por tan grande sacrificio de amor!