J Picado

El fin del mundo!!!

Ohhh!! La hora de los lamentos… el arrepentimiento conveniente, pues queremos ser “salvos”…

Ohhh!! El temor inculcado… temed al mayor de los amores, pues viene condenando, jurando haber perdonado…

Ohhh!! La ignorancia… esa que hace ricos a unos pocos… esa que empobrece y castiga a muchos…

Ohhh!! La condena… esa que todos juran conocer, pero nadie está dispuesto a pagar…

 

Es la agonía de tantos que corren a golpearse el pecho… que gustan de hacer retahíla a pasajes añejos de tiempos y épocas ajenas… como si eso los hiciera superiores… como si eso les evitara “la condena”…

Disculpen si me parece burlesco los aires de grandeza que demuestran algunos al poner un versículo… lo falsamente embajadores que se sienten de “la verdad”… y como si al proclamarla a todas luces no fueran parte de la fila de los “condenados”…

Esa fila en la que camino a gusto… pues me “condena” el hecho de no creer lo que me es impuesto sin derecho a cuestionarlo… y me rio de aquellos que me creen hereje… pues su “dios” ha de perpetuar eternamente su ira ante las blasfemias de mis propias dudas existenciales, que no tienen cabida dentro de su pequeño castillo construido a base de “fe”…

Si… el fin del mundo se acerca… si… ha de estar cada vez más cerca pues el reloj no se detiene… el fin del mundo llega… nos llega a todos a su debido tiempo… con su debida justicia… con su también parte injusta… nos llega… pues no hay quien pueda evadir la muerte…

Pero están los que falsamente creen historias de histeria colectiva… cuentillos fascinantes que hacen mucho más épica la hora del fin… y se dan el papel de jueces magnificados portadores de verdad…

Cada cierto tiempo que algún orate proclama el fin de los tiempos… ellos disfrutan de condenar a las masas… de sentirse en lo correcto y autoproclamarse salvos… ohhh montón de habladores… ya los veré revolcarse en su propia condena cuando a su tiempo les llegue la hora…

 

Si he de morir y ser “condenado”… pediré explicaciones a quien sea mi juez…

Pero prefiero ser franco ante lo que no creo… a fingir ser uno de los que tienen “fe”…