Ven, desármate en mis brazos,
deja que caigan las estrellas en la almohada;
permite que perezcan tus miedos ancestrales
y se te inunde el corazón de magia.
Abre, ya, tus bellos ojos negros
para que brillen y otra vez sonrían;
que tus lágrimas alimenten tierra fértil
para que surja otra raíz nutrida.
Acércate más para que pueda verte
y saborear el néctar de tu boca,
y porque el viento es un ladrón que toca
el perfume tibio de tu cuerpo inerte.
Abre al cielo tu mundo sin ventanas,
desmenuza los segundos de tus días
construye puertas para este amor en llamas
que reclama la cura de su herida.
Déjame decirte mil palabras al oído,
y cada paso que des, lo haré a tu lado,
porque así sabré que habré ganado
lo que alguna vez creí perdido.
El día no es temor, es bienvenida
déjame amarte, no pierdas la esperanza,
porque mi corazón es la entrada, no salida,
y para hacerte feliz con esta vida alcanza.
Benkiju (DR)