SIBONEY

R E C O G I M I E N T O

 

R E C O G I M I E N T O

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Se recogía sin saberlo en su silencio

interior.

Se refugiaba muchas veces en el centro

equidistante de su beldad.

La luz del atardecer la envolvía

de fugaces destellos,

de ardientes sensaciones impregnadas

de olores de retamas estivales,

de tomillo floreciendo en las cunetas

perdidas

de senderos olvidados.

Se recogía en el crepúsculo incipiente

de su entrañable soledad,

en la ribera cotidiana

del lago agridulce de la vida.

La mirada de su sentido la llevaba

por misteriosos caminos,

donde la alegría de su alma,

desbordaba en burbujas giratorias,

salpicando de efusiva felicidad

el epicentro de su destino.