Cansada de su charca,
la rana se marchó,
ciega por la fortuna
del sapo que emigró.
En nueva agua lejana
buscó al sapo vecino,
para que le ayudara,
a encontrar aguas claras.
Quedando tan perpleja,
en la charca fangosa
aquel sapo nadando,
presumiendo y saltando.
Le entró las siete cosas
al ver ruin engaño,
se vio lejos y sola,
llorando y recordando.
Añorando su charca
la que por avaricia
aborreció, a la cual
no se atrevió a volver.
Todo se complicó,
por su ánimo y vergüenza,
al no poder volver
sin dinero y en pobreza.
Moraleja: Todos nos hemos equivocado alguna vez, pero que, nuestros equívocos sirvan para aprender, y que no nos pase como a la pobre rana, que su equivoco la derrotó.
Lola Barea Barrera.