No pretendo demandarte en el juzgado
por el código de amor que no cumpliste;
ni me rasgo la sotana ante el pecado
original de querer como supiste.
Ni me inclino ante el altar de la venganza
y es por eso que cortamos por lo sano:
ya me sé que pasos siguen en la danza
del reproche, el \"Tú empezaste!\", el \"mano a mano\".
Es por eso que me bajo de este subte
que, sin frenos, se dirige hacia el fracaso.
Debo hacerlo, a pesar de que no me guste
dormir solo, acurrucado entre mis brazos.
El amor convierte a veces en infierno
el paraíso que otras veces regala:
duele el alma y la cabeza por los cuernos
que se empeñan en buscarme por las malas.
Duele hacerte este mal chiste en un poema,
duele en serio que la broma salga cara,
y me duele que el dolor se vuelva el tema
de mis únicos versos hacia tu cara..
Duele el no querer transar con el pasado,
la implacable autoridad del egoísmo:
un fantoche que de amor va disfrazado,
duele verte al otro lado del abismo.
Duele, que para el concurso del olvido,
los dos hayamos sumado tantos puntos;
que por \"tres malditos besos\" te he perdido,
que al \"te quiero\" y al \"adiós\" los diga juntos.