69.
LA MARIPOSA
Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder verla cuando saliera de allí. Un día vió que había un orificio y entonces se sentó a observar por varias horas como la mariposa luchaba por abrirlo y poder salir.
El hombre vio que la mariposa forcejeaba para poder pasar a través del pequeño agujero, hasta que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Entonces él decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó el lado del agujero para hacerlo más grande y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo. Sin embargo, al salir la mariposa tenía un cuerpo hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.
El hombre esperaba a que en cualquier instante las alas se desdoblaran y crecieran lo suficiente. No obstante eso nunca paso.
Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa, para que estuviesen grandes y fuertes sus alas, para que luego pudiese volar.
Algunas veces las luchas son lo que necesita en la vida.
Si la naturaleza nos permitiese progresar sin obstáculos, nos convertiría en inválidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes. ¿Cuántas veces hemos querido tomar el camino corto para salir de dificultades?