Hermosa, como aquel atardecer a orillas del mar.
Silenciosa, como aquella noche de invierno.
Suave, como aquella mañana que te dejaste mirar.
Perfecta, como este cielo eterno donde las estrellas veo brillar.
Llenos de luz y destellos tienes los ojos,
Mirando aquellas montañas que te hacen feliz.
Me dices que fueron pocos
los inviernos con este matiz.
Eres amada, repleta de colores,
deseada por tantos hombres,
objeto de miles de canciones,
miembro especial de mi lista de obsesiones.
Hermosa, como aquella mañana que te vi pasar.
Silenciosa, como aquella noche que te dejaste amar.
Suave, como aquel terciopelo que me dejaste tocar.
Perfecta, como lo que eres... con dulce facilidad eres
Mi Eterna Felicidad.