Necrofagotimes

No se culpe a las palabras.- (10/09/2015).-

Las mismas sílabas pueden (de/s)signar

Distintas figuras de nuestro (in)tenso aire.

Estupefaciente falaz el creer comprendernos

De buenas a primeras y de pésimas a últimas,

Aún en los desencuentros, más allá en los sinsentidos.

Te doy (¡Te quito!) mi espalda a mitad de la noche

Para seguir remando –solo- mi barcaza y mi agua cenagosa.

 

Fue como un enclave de espinas en el húmero;

Entre tibia y peroné, seductoras lamidas de vidrio;

Zigzagueando mis vértebras las esquirlas de un caleidoscopio.

Punzante, ponzoñante, ¡Apalabrador!

Y yo, tan cerca de distinguir tu pedrada de tu mirada,

De separar el polivalente trigo de la absurda paja,

Zanjo un océano de magnolias

Entre el “Con vos” y el “Conmigo”.

 

Duele un poco rasparse con un recuerdo:

Abrir un viejo arcón sólo para hallar

Que polillas y la humedad (es)tragaron libros y (per)tenencias,

Saberte abarrotante de esta jaula de Faraday

De la que –dices- ya no más ser el carcelero.

¡Ingenuidad la mía, que en ese nudo clamaba tu virtud!

Hoy nos desato.

 

No se culpe a las palabras de su juego in-verbo;

Tampoco a los vendehumo que trocaron gato por liebre.

Los sentidos se amarran como las golondrinas:

Por un rato, con suerte, nos malentendenderemos hermosamente.

No hay engaño que no sea de carácter propio:

Dar por real que nuestros “Te amo”

Significan lo mismo.