Al rincón de sombras has llorado
a orquestas por tu luz abandonada,
cuya pasión reposó a la alborada
y aquel idilio altivo fue acabado
a linderos del estío. El cuidado
a tu vientre de Tueris y su espada
fue para ti ventura inesperada
al alba de tu vida, que ha dejado,
a él, arando los surcos de otras tierras.
El trémulo en tu vientre es otra vida,
aguardando el fragor para las guerras
seculares, de amor y de castigo.
Hoy te he perdido más, y es la vencida:
Mujer, ya no podré soñar contigo.