¿Por qué, Padre mío,
Al que nada tiene,
Si es que acaso su hambre,
Casi todo pierde?
¿Por qué el abusivo,
El que roba bienes,
Que destruye todo
Sabe protegerse;
Y el que está oprimido
Y de aquél depende,
Es leña caída
Y sólo halla muerte?
¿Por qué te pregunto
Tan distinta suerte,
Será que este reino
Es el del más fuerte?