Pregunté sin cuerdas vocales,
me hice silueta y nieve,
aprendí a ser uno y siete,
me perdí en tus humedades.
Tropecé y fueron mis versos
quienes más te conocieron
por volarte en mi locura
y perderme entre tus pelos.
¿Quién? ¿Yo?
Más bien mis dedos