Y me senté en silencio a mirar tu partida,
a contemplar como tu figura
se diluía en la distancia
solo tu cuerpo acompañaba tu camino,
tu alma hacía mucho tiempo
se había alejado ya de ti.
Jamás pudiste sostenerme una mirada,
porque la luz de mis ojos sin querer,
podían descubrir la oscuridad de tu alma.
Y se fue diluyendo la tarde en el camino,
y con ella se fue perdiendo tu figura,
y empezó la serenata de los grillos.
Me quede en silencio, contemplando la noche,
liberando mi alma de las cadenas que me ataron
a ti en algún momento.
Pude ser libre al fin, y respirar la inmensidad
del cielo, contemplar la grandeza de la noche,
y dejar abiertas las puertas a la vida
POESIA MONTALVO