Cuando amanezcan mis mañanas
y cuando anochezcan mis tarde,
voy a traerte a mi memoria
para seguir acariciándote.
Serás mi luz en esta cueva,
serás mi cielo y mi tierra,
porque es verdad que no me quisiste,
pero yo te di mi vida entera.
Te agradezco tantas cosas hermosas.
Aun recuerdo muchas de esas cosas,
aunque con mucha nostalgia ahora…
Te pensaré mientras exista,
sea en el infierno o en la gloria.
Te quise mucho, como a nadie.
Como a ti, solo amé a mi madre.
Jamás habrá de olvidarte
para seguir acariciándote.
Quizá muchos pienses que no lo mereces,
que te fuiste ingratamente, y por eso
estoy flaco, ojeroso, cansado y muerto…
pero ¿qué importa eso?
Jamás habrá de olvidarte
para seguir acariciándote.
Obviamente tu recuerdo sigue en mí
como la única prueba de que aun vivo,
porque aunque tú ya no piensas en mí
mis recuerdos son mis fieles testigos.
Y cuando amanezcan mis mañanas
y anochezcan mis tarde,
voy a traerte a mi memoria
para seguir acariciándote.