Ya zarpas y te alejas al confín
donde los barcos caen en picada;
oteo el horizonte y veo un \"sin\",
un dolor sordo cual corazonada.
Ya te saludo ( sangre en mi pañuelo )
pequeña, justo cabes en mis ojos,
pero miento, pues entre mar y cielo
te tengo de rehén en mis antojos.
Y rompo la escotilla feisbukera,
para dar con señal de tu corriente
de tus niñas de mar adolescente.
Medusas, laberinto, ojos de arquera;
brillitos de tu ser en los abismos,
y me voy olvidando de mí mismo.