Soledad era su nombre,
soledad su compañera.
Su corazón congelado,
nadie lo ve en la vidriera.
En la vitrina lo ofrece,
no hay quién le dé una mirada.
No les importa la pureza,
de su alma inmaculada.
Caramelo delicioso,
ese corazón ofrecido.
Con el envoltorio dañado,
venderlo es caso perdido.
No se interesan en él,
si la envoltura no es buena.
¿Acaso se quedará sola,
convertida en alma en pena?
Soledad en la vidriera,
recoge su corazón.
No entiende que nadie quiera
aprovechar la ocasión.
Camina sin ver a nadie,
a prisa por entre la gente.
No escucha la voz distante,
¡Hey para! ¡Tú, detente!
Por fin escucha y se da vuelta,
no puede creer su visión.
El que la llamaba tanto,
recogió su corazón.
Soledad lo había perdido,
por entre la multitud.
Él lo halló sin envoltura
y descubrió su virtud.
Soledad sin envoltura,
vive un mundo de pasión,
Junto a aquel que por fortuna…
… encontró su corazón.