No puedo tener,
una boca sin labios,
unos labios,
sin besos,
y unos besos, sin otra boca,
que no sea la tuya,
cuanto está cerca.
No hay medicina en la farmacia
ni farmacia de guardia
para los ataques de melancolía,
ni pócima secreta del boticario,
que evite el temblor de mis labios
cuando veo los tuyos, en la lejanía.
No puedo jugar con mi saliva
si no es a base de tragos de tequila
cuando tus labios no vienen todavía.
No puedo tener, la soledad
de la boca de los callados
sin un hombro donde descansar.
No encuentro tus labios
en aquel cajón, con candado.