¡Oh, que dichosa es mi victoria!
Como caricias a mi estima
y sol brillante a mi retina.
Temblorosa se esconde avergonzada la derrota
y satisfecha mi victoria ve su ruina.
¡Oh, mi gran victoria!
Como una mesa de deleite
como hermosa canción que me envuelve.
Mi regocijo te acompaña y la desdicha huye desolada.