Trémulo quédome cuando me vi
llorando en agonía y desconsuelo
la partida amada que mira al Cielo;
muriendo me vi mi vida morir...
La luz de mis ojos, mi blanca estrella;
de mis andanzas mi fiel compañía,
en el fulgor del amor, siempre mía;
partiéndome el alma, se extingue bella.
Sara en mi carente sabiduría,
Rebeca en tiempo de eterno solaz,
Raquel virtuosa, de amor nunca fría...
Pero su entereza me fue fugaz:
mi Dios la tomó, en mis manos yacía;
¡Aguárdame, mi amor, iré a ti en paz!