Una ciudad se funde en el tiempo,
adoquínes que un día fueron rojos
siguen siendo los únicos testigos
de tanta belleza manchada de tanto horror.
Iglesias, castillos y palacios
entretejen episodios en las callejuelas
y épocas en las memorias
que la nieve y el tiempo
no han logrado borrar
esa es nuestra ciudad vieja
© Jorge González Reymond